La hora de la verdad llega a una empresa familiar en la sucesión. Todo lo que se hizo bien con anterioridad contribuye, lo mal encajado la dificulta enormemente. Ponen a prueba la competencia directiva, sabiduría y capacidad de comunicación de una familia. Son, además, un acto de responsabilidad que la generación al cargo debe a su familia y a las personas que han confiado en ella trabajando en el negocio.
Una baja proporción de las empresas familiares de primera generación logran hacer con éxito el tránsito a la segunda y aún menos a la tercera. La clave para tener éxito y vencer las estadísticas es coger el toro por los cuernos y planificar una adecuada sucesión, aunque lo más fácil sea cerrar los ojos y dejar que “ellos (los hijos e hijas) se entiendan cuando yo falte”. Esto último, normalmente, baja radicalmente la probabilidad de supervivencia de la empresa en la siguiente generación. La sucesión hay que ganársela.
Traspasar el bastón de mando
Para que una sucesión tenga éxito es esencial que la generación al cargo traspase el bastón de mando. Sin embargo, esto es más fácil de decir que de hacer. Cuesta mucho cederlo. La clave para lograrlo está en tener claro que lo correcto es "dejar de mandar" y tener la inamovible certeza y determinación de que “aunque me cueste lo voy a conseguir”. Es, al final, un trabajo con uno mismo por el que cada miembro de la generación mayor encuentra dentro de sí recursos para cambiar su predisposición y hábitos en relación a la empresa y hacer lo que debe.
Por otro lado, "dejar de mandar" no significa "dejar de trabajar". Se puede continuar trabajando fuera de la empresa familiar e, incluso, dentro de ella, pero teniendo en cuenta que mientras más se necesita mandar o permanecer cerca del negocio, más lejos se debe estar de él.
Al plantearse la sucesión llega la hora en que la generación al cargo debe decidir si desea morir con las botas puestas o si está dispuesta a hacer lo correcto y llevar a efecto una sucesión que tenga éxito.
La Planificación de la Sucesión y el Protocolo Familiar
Una sucesión tiene que ser planificada y esta puede hacerse dentro del contexto de la elaboración de un protocolo familiar o realizando un completo plan sucesorio.
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